martes, 2 de agosto de 2011



Ahí donde el sol gira su mirada,

distraigo furiosamente al tiempo.

La pulpa de mi ser renace

para ser otra; una que quise ser.



Brillo y me dejo amar caprichosamente enamorada.



Las alas apuradas agitan un nombre

y haciéndole trampa a los destinos

insisto con secreta anticicipación la condena.


Sabias las diosas

Sabias las princesas



Militantes eternas

de aventuras de amor

1 comentario: