Ahí donde el sol gira su mirada,
distraigo furiosamente al tiempo.
La pulpa de mi ser renace
para ser otra; una que quise ser.
Brillo y me dejo amar caprichosamente enamorada.
Las alas apuradas agitan un nombre
y haciéndole trampa a los destinos
insisto con secreta anticicipación la condena.
Sabias las diosas
Sabias las princesas
Militantes eternas
de aventuras de amor
hermoso poema
ResponderEliminarhermoso cuadro
hermosa vos