lunes, 6 de julio de 2009

Vivir Lento


Cada uno sabe cuál es su punto slow....

Sabemos tambien cuándo ese punto se quiebra y la máquina no deja de moverse. A dónde va? Por qué? A quién debería alcanzar sino a mí mismo?

El tema es que si me alcanzo, si me encuentro, si de repente choco con ese que es cuerpo y emociones, que podría descubrir?

Miro a la gente, todos apurados, todos enojados con todos: los políticos con el pueblo,el pueblo con los políticos, los políticos entre ellos; el paciente con el médico, el médico con el paciente; el jefe con la secretaria, la secretaria con el jefe, el cliente con el vendedor, el venderdor con el cliente; el profesor con los alumnos, los alumnos con el profesor; la mujer con el hombre, el hombre con la mujer; los padres con los hijos, los hijos con los padres; todos insatisfechos, todos frustrados a priori con el prójimo.

No tenemos tiempo de mirar a nadie, de entender razones, de empatizar.

Porque para "amar a tu prójimo como a ti mismo", tenemos que empezar por amarnos a nosotros mismos.

Y ese amor no es algo inscripto en nuestro ADN; es un proceso, el resultado de múltiples experiencias, es avanzar y retroceder muchas veces en el camino.

En la vida hay épocas de vorágines, de avalanchas, de remolinos, de a toda máquina (muchas vees son sólo trompos imaginarios que giran por el mismo lugar).

Pero hay tambien tiempos de paréntresis, de puntos suspensivos, de quietud y silencio. Y ahí si, nada mejor que dejarse llevar por el aire fresco, por el olor a hierba húmeda....

Entonces puede suceder que ante semejante momento (que no por instantaneo deja de ser profundo) se produzca la pausa, el suspiro, la grieta en donde convergen en armonía el Universo, la mente y los sentidos.



Con el aire fresco se renuevan las ideas, los ciclos, las estaciones y uno mismo.

1 comentario:

  1. Sí a todo eso!
    El desafío está en no esperar ese paréntesis sino ir a buscarlo con la misma intensidad con que la malasangre nos invade cuando vemos que subió la lechuga.

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