jueves, 6 de agosto de 2009

Escuchando


Me gusta escuchar a los que hablan

Hay quienes saben decir.
Y hay quienes son hábiles para darle al discurso el valor de una fiesta.
Muchas veces el sentido es barrido por la persona, por el dueño del decir. Por eso admiro tanto a quien sabe contar un cuento, un chiste, una plegaria.
Me gusta interpretar, me gusta descifrar lo que hay más allá de lo dicho; me encantan los contextos, las entrelíneas, los paréntesis; lo que no aporta aparentemente nada a la narración.
Ahí está la clave.
Mi atención sabe posarse pacientemente a la espera de lo que no se escucha pero se hace presente. El puro sentido está ahí, en el encuadre, en la tonalidad, en la atmósfera.
La observación de los gestos, el acompañamiento del cuerpo, el lenguaje sabio de las manos son elementos que me invitan o no a seguir con atención la letra.
Cuanto más experiencia tengo escuchando, menor concentración pongo en las palabras.
Hay una comunicación paralela entre los sentidos desplegados por el interlocutor y los míos en el momento del discurso.
Libertad y desenfreno.
Para decir sin decir
Para escuchar sin escuchar.


Me gusta escuchar a los que hablan.

1 comentario:

  1. Genial!!! Igual pasa en el cine, lo que no se dice, lo que subyace, eso es siempre lo que más cuenta, el fragmento escondido, las subtramas que se tejen por debajo. Me encantó el post. besos!! (Avisame cuando posteás si te acordás, dale?. Gracias!)

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