miércoles, 19 de agosto de 2009

Plan B


Avanzaba por una ruta nunca recta, con señales que torcían, recortaban y bifurcaban el camino.
Con más o menos herramientas mantenía el rumbo hacia algún lugar.

Entonces apareció primero una sombra, después un temblor y enseguida un volcán enloquecido empezó a arder intensamente en mí.

No hubo cielo ni tierra, no hubo límites ni puertas. Puro impulso para despegar.
El “Plan B” se mostraba sin tregua ni permiso.
La carta final, la promesa, el comodín, la revancha. Todo ahí; la aventura hacia lo impensado se hacía esta vez posible.
Aposté con el alma y el cuerpo. Me reí a carcajadas del destino. Me despisté.

Reina del tiempo ganando la partida.

Pero el cielo se hizo techo y el mar tapiz.
Ahí donde había palabras, no encontré el sentido.

Me quedé quieta entonces.
Puro pensamiento.
El plan se vació de aventura, había que volver.
Cuando el tiempo no es el tiempo, de nada sirve más tiempo.

La vela arde muy tenue y los días pasan lento en esta tierra conocida
Me despeina la realidad.

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